
Cuanto más lees, más quieres aprender, cuanto más sabes, más sitios quieres conocer.
Este texto lo he querido escribir desde hace tiempo y no lo he hecho por mi arraigado sentido de lealtad. No sé si te ha pasado alguna vez, que quieres invitar a un grupo de amigos queridos, pero tu casa es muy pequeña, sin suficiente espacio para que quepan tus afectos sin asfixiarse. Entonces tienes que elegir a quienes invitar y se te hace complicado elegir. Al final vas dejando la invitación para luego.
Esa es la sensación que tengo con este texto, ¿a cuáles de mis amigos los libros voy a invitar a estar en esta lista?

Mi relación de amistad con los libros es muy larga, los libros fueron mis amigos, mi refugio, mis compañeros de tantas aventuras. Acabo de recordar que me escapaba de clases aburridas para irme a la biblioteca a leer mitología griega. Por esa época estaba enamorada de Aquiles, el de los pies ligeros.
Te presento algunos de mis amigos.
Para tratar de ser justa, voy a empezar por orden de llegada a mi vida.
Las fábulas
Las fábulas llegaron a mi vida de la mano de mi maestra de primer grado Zulma. Mi mamá me enseñó a leer en casa, de modo que cuando comencé el primer grado ya leía de corrido. Las clases del abecedario eran muy aburridas para mí, me impacientaba viendo a mis compañeros aprender las letras y me terminaba burlando y fastidiando la clase.
Harta de mandarme a callar, pues si en honor a la verdad hablaba sin parar todo el tiempo, la maestra me castigó en la esquina del salón y me dio un libro de fábulas. Nunca más fui una molestia en clases. Esperaba con ansiedad continuar con las historias que dejaba a medias al terminar la clase, la maestra nunca me permitió llevarme el libro a casa.

Las fábulas para niños fueron muchas, pero recuerdo a Teo un niño pelirrojo y rubicundo, me encantaban los dibujos de las aventuras de Teo. Las fábulas son un recurso fantástico para educar, muchos de los valores que me acompañan hasta hoy los aprendí con las fábulas y sus moralejas.
Memorias de mama blanca
Memorias de mama blanca de Teresa de la Parra. Es una novela entrañable que leí muchas veces y me conmovió muchísimo. Es un regalo para el alma, un reencuentro con la pureza de la infancia. Aprovecha que la tienes en el enlace y no te la pierdas, casi lloro de felicidad al encontrar el PDF.
Ana Isabel una niña decente
Ana Isabel una niña decente de Antonia Palacios. No creo haberme identificado tanto en mi vida con otro personaje literario, como con Ana Isabel. Teníamos la misma edad, me identifique con su soledad esa sensación de ser diferente. Fue una bendición en mi mente infantil encontrar al fin alguien que se sentía como yo, no sé cuántas veces leí esta novela.
María
Maria de Jorge Isaacs. Otro regalo para mi alma adolescente y dramática. Lloré a cantaros. Estoy segura de que si eres un ser sensible lloraras también. ¡No desaproveches esta terapia gratis (PDF)!
Un ejército de niños
Un ejército de niños de Evan H. Rhodes. Este libro acabó con mi inocencia. Lo sufrí con toda la pasión de mi alma adolescente. Lo leí en dos días y una noche. Recuerdo que lo comencé a leer un domingo e inventé que estaba enferma para no ir al liceo el lunes, no podía despegarme de la historia. La emoción trepidante de ese viaje la viví intensamente. Este libro lo leí un montón de veces. Es un libro basado en “La cruzada de los niños” un hecho histórico que no te dejará indiferente.
El principito

El principito de Antoine de Saint-Exupéry. No necesita presentación es un libro hermoso de gran profundidad, lo leí una sola vez, nunca lo he comprado. Hace unos años vi un documental sobre la mujer que resultó ser la rosa, se llamaba Consuelo Suncín, era la esposa salvadoreña de Antoine de Saint-Exupéry. Consuelo era una mujer a todas luces adelantada a su época. Espero ver su vida algún día en la gran pantalla.
Cien años de soledad
Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.” Esas primeras líneas me las sé de memoria y las recito a la menor provocación. He perdido la cuenta de las veces que he leído esa novela magnífica (PDF).
En nombre de la rosa
En nombre de la rosa de Umberto Eco. Es una novela histórica que leí varias veces porque no podía abandonar la historia. Me fascinó y la primera vez la leí con desesperación por descubrir al asesino. Al terminar suspiré, cerré el libro, lo abrí y empecé a leerlo de nuevo con calma. No lo logré, aun sabiendo el final me atrapaba igual. Qué nivel de novela.
La casa me quedó pequeña y prometo volver con la segunda, tercera y las partes que sean necesarias para rendirle un pequeño tributo a mis amigos los libros. La lista es muy personal y subjetiva.
Te comentaré las historias que he amado. Esas historias que no puedes olvidar. Las historias que no se acaban al cerrar el libro, porque como a los buenos amigos sabes que volverás a encontrarte con esos personajes que ya forman para ti.
Cuéntame si tienes un libro preferido. ¿Cuáles de mis amigos tenemos en común? y ¿Qué libro te ha impactado? Escríbeme.
Un comentario en “Mis amigos los libros”