
Otro año en la pandemia, que ha puesto el planeta entero a prueba, hemos tomado conciencia de nuestra fragilidad colectiva e individual.
Aun así, encaramos un próximo año con esperanza y con la mirada puesta en nuestros sueños, ideando la persona que queremos ser. Antes que nada, aclaro: nunca he creído en las larguísimas listas con propósitos y promesas de conversión radical.
Por lo general son propósitos alejados de nuestra realidad y motivación. No es de extrañar que los elevados propósitos se olvidan en la tercera semana de enero y por supuesto nos dejan con el mal sabor del fracaso.
Sin embargo, te invito a comenzar el año con optismo y sobre todo con amor y compasión. Sigamos siendo los mismos en sustancia, pero una mejor version de nosotros mismos.
Mi mayor deseo es que el próximo año venga cargado de buenas nuevas, éxito y salud. ¡Feliz año nuevo!
¡Me encanta! Comparto completamente el lema de NO a los propósitos de año nuevo, son fuente de frustración total y consiguen meter a las personas en bucle año tras año. Lo mejor, como bien has dicho, ser una mejor versión de uno mismo y lista en blanco!
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Así es amigo. Esos propósitos de año nuevo pueden convertirse en una fuente de frustración, en lugar de motivarnos. Un abrazo.
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