
Descansar es una forma de honrar tu cuerpo
Cuando emprendo cualquier actividad física, suelo entregarme con pasión y desenfreno. Me gusta probar mis límites y resistencias. Siempre he sido una mujer fuerte, o por lo menos me gusta creerlo así.
Durante la pandemia dejé de ir al gimnasio y me embarqué como muchos en el entrenamiento en casa con videos, me hice adicta a la zumba y lo disfruté mucho. Tengo buena condición, pero la gravedad no perdona y poco le importa lo mucho que camine y baile.
Allí estaba yo bailando dichosa con los brazos alzados, cuando me miré en el espejo. La flacidez en mis brazos me saludaba cual banderines al viento. Me impresionó y me dolió.
Como no soy mujer de quedarse en el dolor, enseguida busqué en YouTube, encontré a una chica fantástica, que tiene un gimnasio virtual con todo tipo de rutinas de ejercicios, entre ellas para tonificar brazos. También compré dos pares de pesas de uno y tres kilos.
He estado ejercitando brazos y cuerpo en general por casi dos meses, 6 días a la semana. Me levantó cada día a las 6 AM, hago 45 minutos de ejercicios y luego una meditación.
Hoy te puedo decir, que mis brazos se ven mejor, están más torneados, sin flacidez, pero yo estoy a punto de colapso. Estoy muy cansada y decidí escuchar mi cuerpo.
Hoy me desperté con la alarma, mi cuerpo solo me pedía seguir durmiendo, aunque todo mi cuerpo me gritaba quédate un rato más en la cama. Pensé en lo bien que me sentiría luego del ejercicio, recité mi mantra de «Una es lo que hace todos los días».

Di un salto y salí de cama soñolienta, pero dispuesta a cumplir con mi compromiso propio. Me preparaba para cambiarme y noté el cansancio en mis brazos. Me miré en el espejo y noté el cansancio en mi cara. Entendí que no podía seguir a este ritmo y me acosté de nuevo.
Dormí una hora más y me desperté descansada y agradecida. En la hora del almuerzo hice la mitad de la rutina y no me machaqué por no hacerla completa. Quizás en la tarde haga la otra mitad no importa. Lo importante es moverte y sentirse bien.
Me cuestioné si no estoy faltando al compromiso propio, y decidí que mi compromiso es sentirme bien. Tal vez descanse un día por medio o vuelva a entrenar diario, pero solo si mi cuerpo no se revela como hoy, me prometí hoy ser más compasiva con mi necesidad de descanso.
Estoy contenta de haber escuchado mi cuerpo, de darle amor, sé que me responderá bien porque amor con amor se paga.
Un comentario en “Escuchar tu cuerpo, es darte amor”