Llegó el otoño

El verano representa la juventud, la fuerza, el esplendor. Los árboles muestran orgullosos sus hojas resplandecientes, las plantas engalanadas con sus flores como joyas brillantes. El verano llega como una promesa de amor. Los campos sembrados y llenos de espigas, el amarillo vibrante de las flores de Raps. Las largas caminatas mirando los campos son un deleite para los ojos y el alma. Una no puede sino ser feliz en verano, ¿cómo no serlo?, Con ese aire tibio que te invita a vivir puertas afuera, estar en el jardín es un puro goce, el olor de las parrilladas en las calles, cocinar al aire libre tiene una magia especial. El grill se vuelve el lugar más importante de la casa. Te encuentras con los amigos. Con la calidez del verano nos sentimos más atractivos, mostramos nuestras pieles bronceadas, la ropa es ligera, el romance se respira en el aire. El calor del verano fomenta la pasión y la sensualidad, entiendo que haya tantas canciones con referencia a los amores de verano. 

El otoño representa la madurez, el tiempo de cosecha, la recolección del fruto de nuestro esfuerzo. Los árboles se visten de colores imposibles de narrar, se trajean de oro, rubíes, de anaranjados brillantes y cobrizos, una gama de colores que te dejan sin aliento. No puedes menos que amar el otoño. Le perdonas que tengas que volver a usar abrigo. Las caminatas en el bosque se vuelven más lentas y reflexivas porque no puedes pasar de largo ante tanta belleza, las paradas de contemplación son obligadas. El otoño es el tiempo de la introspección, de mirar hacia adentro, de reencontrarte contigo mismo, es como recoger y limpiar la casa luego de una buena fiesta.

El invierno representa la culminación de la vida. Los días se hacen más cortos y fríos, los árboles se quedan sin hojas y se preparan para un merecido descanso. Sí el invierno también tiene su encanto, porque es un tiempo de recogimiento, todo se vuelve más lento: tenemos tiempo para leer, para calentarnos al calor de la chimenea mientras sorbemos un delicioso chocolate caliente, de disfrutar de nuestro hogar y soñar con nuevos projectos. Diciembre, con su decoraciones navideñas y las luces que titilan por todas partes, me alegra la noche más oscura. Se respira una buena vibra en el ambiente, todos somos un poco más amables. Nos entregamos al disfrute de esas comidas maravillosas que solo nos permitimos una vez al año, horneamos más, prepararamos guisos suculentos que nos ayudan a paliar el frío.