Expectativa vs Realidad

Cuando la vida te da un baño de realidad

A veces la vida nos desafía, nos reta, pone a prueba nuestra templanza, nuestra resiliencia y sobre todo la seriedad y determinación con que acometemos nuestros sueños.

Después de casi un año buscando, todavía no hemos encontrado la propiedad que anhelamos en Portugal.

En búsqueda del hogar ideal

El proceso de encontrar una casa o terreno apto para construcción se ha convertido en un túnel donde no se avizora el final.

Ha sido un viaje lleno de altibajos, con duros reveses que nos han devuelto al punto de partida.

He tratado de atravesar este túnel, que se me hace interminable con alegría, buen humor y optimismo, pero no siempre lo consigo. No voy a mentir, en ocasiones me he sentido muy triste y desilusionada.

El cortejo

El proceso se asemeja a un cortejo. Cada posible candidato a hogar es sometido a una minuciosa evaluación; lo investigo, lo desmenuzo, estudio las fotos y trato de imaginarme allí, me ilusiono y hago planes.

Tras una primera impresión prometedora, descubro defectos que me hacen dudar y no termino de dar un SÍ.

Es como cuando terminas una relación estando enamorada y comparas a todas las posibles conquistas con el ex y los candidatos no superan la prueba. Por más que me diga que la comparación no es justa. La primera propiedad de la que nos enamoramos dejó una huella difícil de borrar.

Para ser justos la otra parte interesada no siempre se comporta con la decencia y buenas maneras esperadas y el enamoramiento termina abruptamente y te deja con el mal sabor de la desconfianza.

Afrontando la desilusión

En ocasiones he sido muy dura conmigo y me he cuestionado de forma implacable, si es que he sido inflexible o demasiado soñadora. Me he sentido culpable de haber rechazado posibles candidatos que, en retrospectiva, ya no me parecen tan inadecuados.

Creo que he recibido un baño de realidad y que definitivamente tengo que hacer mejor manejo de las expectativas. En otras palabras tomar una pastilla de «ubicatex».

Herramientas para la resiliencia

Afortunadamente cuento con herramientas que me ayudan a transitar el camino de la frustración sin autoflagelarme. Recuerdo constantemente ser autocompasiva y mantenerme positiva.

Cuando siento que la moral baja, recurro al autocuidado: hago ejercicios, largas caminatas en la naturaleza que siempre me devuelven la calma, si el día no está bonito, me refugio en un buen libro, estudio portugues, escucho música, me pongo al día con alguna serie.

Conozco mi tendencia a ser obsesiva entonces hago pausas en la búsqueda, me hablo con cariño, como lo hago con mis mejores amigas, agradezco todas las bendiciones que ya tengo en mi vida, lo afortunada que soy de estar en el proceso de cumplir un sueño.