
Hoy me regalé un masaje de cuerpo completo, acompañado de piedras calientes.
Cómo sabes soy una mujer de rituales, me gusta darle significado a cualquier hecho cotidiano, dependiendo de la inspiración.
Estando acostada en una cama de masajes, desnuda, vulnerable, expuesta. Repasaba la lista de las compras que pensaba hacer luego del masaje. De repente pensé en aquella frase “predicas y no prácticas”.
Yo que me la vivo hablando de la necesidad de estar presente. Estaba desperdiciando un momento precioso de estar conmigo al cien por ciento. ¿Cómo podía estar pensando en bebidas espirituosas y pan? Cuando unas maravillosas manos portadoras de aceite de naranjas y jengibre recorrieron mi espalda.
La inspiración llego plácida, juguetona. Me dedicaría a agradecer a mi cuerpo fiel, a conciencia. Gracias, espalda por llevar a cuesta las cargas que me impone la vida y mi cartera que es mucho más pesada. Te honro y te recompenso con estas piedras calientes. Gracias, gracias, gracias.

Gracias a los dedos de los pies.
Gracias a esta reflexión aprendí que su función es detectar cambios en el balance, terreno, presión y temperatura. Además, me enteré de que el dedo gordo del pie se llama “hallux” y que es el único dedo que tiene nombre y movimiento independiente. Los otros cuatro dedos trabajan siempre en equipo. El dedo gordo o hallux, es esencial en el caminar ya que ayuda a la propulsión del pie. El dedo gordo nos impulsa cuando caminamos, mis respetos.
Masajes en las plantas de los pies, coronados con piedras calientes para confortarlos. Gracias por permitirme caminar, estar de pie y bailar. Gracias, gracias, gracias.

Gracias a mis piernas.
Las manos expertas recorren mis piernas y trabajan mis músculos. Agradezco a mis piernas robustas y flexibles. Mis piernas son un portento. Cuantas caminatas, carreras, saltos, bailes, e independencia me han regalado a lo largo de los años. Mi piernas fuertes y hermosas se merecen una oda. Gracias, gracias, gracias.

Gracias a mis brazos.
Las manos llegan a mis brazos, los recorren y depositan una piedra algo más tibia en mi mano. ¡Qué delicia! Luego se mueven por mi brazo derecho, me pregunto si agradezco a la mano o me concentro en el brazo, las manos de la masajista me responden.
Gracias bíceps, tríceps, brazos y antebrazos. Gracias por ser fuertes, resistentes, sanos. Gracias infinitas por permitirme abrazar. Que bendición tan grande tener brazos y manos sanos y fuertes.
Gracias hombros.
Las manos se mueven en mis hombros, recuerdo que leí que los hombros son unas de las partes de nuestro cuerpo que tienen más movimiento durante nuestra vida. Son una estructura compleja por su conexión con cuello, brazos y tronco. Pienso que es la primera vez que les agradezco por ser fieles y funcionar tan bien. Gracias, gracias, gracias.

Masajes en la nuca, otra parte de mi cuerpo en la que no pienso jamás. En el único momento en que me acuerdo de su existencia, además de la mañana cuando me aplico perfume, es cuando amanezco con dolor luego de una mala postura durante el sueño. El cuello tiene muchas más funciones que portar la cabeza. Gracias cuello y nuca. Piedra caliente de agradecimiento.

Llega el momento de los masajes en el pecho, esa caja que contiene y protege la joya preciosa que es mi corazón. Piedra caliente de agradecimiento. Gracias, gracias, gracias.
Qué fortuna tan inmensa contar con un cuerpo sano. Gracias a mis padres que me permitieron habitarlo, gracias cuerpo maravilloso por darle cobijo a esta alma inquieta. Gracias, gracias, gracias.
¿Cuándo fue la última vez que pensaste en la fortuna de tener un cuerpo sano? ¿Tú también te olvidas de agradecerle por su fiel servicio?
PS: No compré nada, luego de esa experiencia maravillosa, mi cuerpo me pedía llegar a casa y ser consentido con una buena comida. No tuve corazón de negarme. Las compras pueden esperar.